INFLUENCIA DE LA TELEVISIÓN EN LOS NIÑOS
Se afirma que la TV socializa de modo no intencional y a sistemático. Enseña sin darse cuenta y no ejerce control sobre lo que está enseñando. Apela al mecanismo de la educación. De ella se aprende por imitación de los modelos de comportamientos que exhibe.
La Televisión presenta estímulos audiovisuales, los cuales son más efectivos que los visuales y auditivos por sí solos. Ella se impone sobre los otros medios de comunicación por penetrar en el hogar, en la vida diaria y llegar a formar parte del cúmulo de hábitos de cualquier hombre de nuestra época.
Es indudable, que la TV es una fuente efectiva para la creación y formación de actitudes en los niños, ya que desde temprana edad, son sometidos a su influencia sin poseer otro tipo de información.
La observación de la realidad adquiere un significado especialmente agudo, si nos referimos a los menores de edad entre los 2 y 6 años que es cuando en él se perfilan los sentimientos preferenciales hacia la madre, padre, familiares y otra personas significativas; a través de este proceso el niño adquiere habilidades y formas de comportarse en la sociedad.
Es a partir de los 4 a 5 años de edad, que se establecen los hábitos permanentes y las características emocionales, jugando un papel decisivo la imitación y la identificación. Entendemos por identificación la adopción de pautas de conducta y actitudes de sus padres y otras personas significativas para él: maestros, familiares o bien algún personaje de la TV; esto ocurre en forma inconsciente. En tanto que la imitación es consciente.
Por todo lo anterior, surge la necesidad de ahondar un poco en los efectos de la TV en el niño y específicamente de la violencia televisiva, en la generación de conductas agresivas aprendidas por imitación. De manera que encontramos varias interrogantes, que tal vez Usted, también alguna vez se ha planteado.
La TV es un medio de gran penetración y que en los niños surte efecto en las áreas emocionales, cognoscitivas y conductuales, es decir influye en sus intereses y motivaciones hacia objetos comerciales o hacia la formación integral del niño.
Como resultado de la repetición de violencia en los medios de comunicación de masas hay un decremento en la sensibilidad emocional del niño ante la violencia. Por otra parte, hay un incremento en la agresión y la capacidad de ser violento o agresivo con otros. Además los niños demuestran mayor agresividad en sus juegos y prefieren seleccionar la agresión como respuesta a situaciones conflictivas.
¿Cuántas veces cuentan los chicos de qué se trata Pokemon, Dragonball, Power Rangers o Los caballeros del Zodiaco? Se saben cada capitulo al pie de la letra. Estos dibujos animados, en su mayoría, muestran pura violencia y no dejan ninguna moraleja, ni enseñanza para el menor; ¿sólo lo entretiene o lo induce también?
Son muchos los investigadores que han planteado una hipótesis de agresión inducida por programas de TV en niños. El hecho de ver en la pantalla de TV conductas agresivas, inducirá una conducta similar en los niños los que la aprenderán por imitación".
Cuando hablamos de violencia en TV debemos tener presente dos aspectos importantes: "violencia real" como un reflejo del medio social que se difunde a través de noticieros y reportajes de noticias y "violencia ficticia o representada" que es la que con mayor frecuencia llega al público a través de casi toda la programación.
Los contenidos "violentos" se refieren a "escenas que impliquen la destrucción, lesiones o daño (tanto físico como psicológico) a personas, animales o cosas o que muestren aspectos delictivos. La concepción de representación de la violencia parte de una idea en movimiento. La acción de los intérpretes, los movimientos de la cámara, el ritmo de montaje y el desarrollo argumental constituyen cuatro poderosos medios, que "pueden ser empleados de tal modo en una escena, que quizás nos pareciera ficticia en la vida real, llegue a adquirir en TV una desproporcionada fuerza de impacto, hasta el punto de que, en mayor o menor grado, se pueda tomar por real lo ficticio".
La violencia de TV y en especial de los programas anteriormente nombrados inducen a conductas agresivas en niños. Gran proporción de las conductas agresivas son aprendidas por observación y retenidas por largos períodos de tiempo.
Los niños pueden aprender conductas agresivas a través de la observación de modelos simbólicos presentados por la pantalla de TV. Los niños que ven con frecuencia programas de TV de contenido violento, se convierten en apáticos a la violencia de la vida real. Los niños también pueden aprender a creer que las conductas agresivas son una solución aceptable a la provocación, ya que en los programas violentos estas conductas son vistas como moralmente justificables.
En la actualidad nuestro medio social se presenta violento, si tomamos en cuenta que la televisión es parte de ese medio y que de él recibe los temas y a él los devuelve en forma de influencia sobre los telespectadores, podemos decir que en parte la responsabilidad es del ambiente en donde se desenvuelve ese medio. Cuando nos referimos al problema de la violencia televisada, debemos señalar que no se trata de una violencia real, sino de una representación de la violencia; pero esto no exime a la TV de responsabilidad ni la despoja de todo peligro.
En promedio hay seis veces más violencia durante una hora de TV infantil que en una hora de programación de TV para adultos. En nuestro país no se han realizado estudios serios con respecto al contenido de episodios o escenas violentas en los programas infantiles o de adultos de manera que nos disponemos de cifras que nos guíen en este sentido.
No obstante, los niños también pueden aprender de la TV muchos valores sociales, como cooperación y ser amables con los demás y aspectos relacionado con su escolaridad. De hecho en muchos niños "en desventaja" se recomienda 2 horas diarias de TV para de esta forma ayudar en el aprendizaje.
El niño es el gran consumidor de televisión.
La TV explota comercialmente a los niños más pequeños. Los fabricantes de juguetes ganan más de cuarenta millones de dólares al año por lanzar al mercado sus productos para niños. Los sábados en la mañana, particularmente, se han convertido en un nuevo terreno a explotar con comerciales de juguetes, para vender más sus productos. ¿Por qué a los niños? Debido a que el menor desea tener el juguete de moda, el álbum de su caricatura preferido, zapatillas con luces y sonidos, ropa de sus artistas preferido y sus discos compactos, etc. y todos esto se lo piden a sus padres de forma insistente, que final terminan por comprarle todo (cuando pueden).
Los comerciales de TV, proyectan estereotipos en relación a aspectos raciales, sociales, culturales, sexuales, así como también hábitos alimentarios.
Según estadísticas norteamericanas un total de 23 comerciales por hora, representan el 60 % de avisos que sugieren cereales, galletas refrescos y golosinas. Ese excesivo número de comerciales que sugieren alimentos, ha sido ligado a la obesidad infantil.
Además 70 % de los comerciales contienen información errónea, engañosa o ambas, que los niños creen como verdadera.
De tal manera que, la TV no sólo ofrece sino que impone experiencias, condicionamiento a nuestros niños pues ellos son el principal blanco hacia el cual van dirigidos la mayoría de los anuncios comerciales.
INFLUENCIA DE LA TELEVISIÓN EN LOS ADOLESCENTES
En las experiencias, contactos y trabajos que he realizado con adolescentes y niños, he observado, con mayor preocupación últimamente, los valores y creencias que tienen en tales temas como el amor, el respeto al prójimo, resolución de problemas, el modo de comunicarse, la autoridad, el modelo de persona a seguir… Hablando con ellos y analizando las situaciones, pienso que, además de otras razones, la programación televisiva tiene una gran influencia en todo esto.
El mirar la televisión es uno de los pasatiempos más importantes y de mayor influencia en la vida de niños y adolescentes. La televisión puede entretener, informar y acompañar a los niños, pero también puede influenciarlos de manera indeseable.
El tiempo que se pasa frente al televisor es tiempo que se le resta a actividades importantes, tales como la lectura, el trabajo escolar, el juego, la comunicación con la familia y las relaciones sociales. En mi opinión muchas veces los niños no saben diferenciar entre la fantasía presentada en la televisión y la realidad. Los niños también pueden aprender cosas en la televisión que son inapropiadas. Además, están bajo la influencia de miles de anuncios comerciales, muchos de los cuales son de bebidas alcohólicas, comidas de preparación rápida y juguetes.
La violencia, la sexualidad, los estereotipos de raza y de género y el abuso de drogas y alcohol son temas comunes en los programas de televisión. Los jóvenes, de por sí impresionables, pueden asumir que lo que se ve en la televisión es lo normal y es aceptable.
En consecuencia, la televisión también expone a los niños a tipos de comportamiento y actitudes que pueden ser abrumadores y difíciles de comprender.
Sería beneficioso que los programadores de las televisiones tomaran realmente conciencia de esta influencia y que la encaminarán a cosas positivas; los modelos de persona y modelos de actitudes que aparecen me desasosiegan cuando me imagino la sociedad del futuro.
Por otra parte, pienso que los padres deben de tomar este tema como una más de sus responsabilidades y reflexionar sobre cómo se ve la televisión en sus hogares.
Veo positivo que los padres no dejen a sus hijos ver la televisión durante muchas horas seguidas y creo que deben de seleccionar programas específicos para sus hijos. Al realizar la selección de programas deben de tener en cuenta que sean adecuados para el nivel de desarrollo del niño. Al contrario de la costumbre que hay en muchas casas, las horas de las comidas son tiempo para conversar entre los miembros de la familia y no para ver la televisión.
Para terminar, pienso que es positivo que los padres promueven discusiones con sus hijos sobre lo que están viendo cuando están mirando un programa juntos. Indicarles comportamientos positivos como la amistad, la cooperación, el interés por otros. Mientras estáis viendo la televisión, hacer conexiones con la historia, los libros, situaciones personales… Hablarles de vuestros valores personales y familiares y cómo se relacionan con lo que están viendo en el programa. Es muy recomendable pedirles a los niños y a los jóvenes que comparen lo que están viendo con hechos reales. Con todo esto impulsamos el espíritu critico, las relaciones sociales y la gestión de las emociones.
Animar a vuestro hijo en la motivación hacia los deportes, la música, los pasatiempos… Con la orientación apropiada, el niño puede aprender a usar la televisión de una manera saludable y positiva.