ADICCIÓN EN EL USO DE LAS TECNOLOGÍAS
Según los expertos la tecnología puede ser tan adictiva como las drogas y el alcohol y su abuso puede llevar a un deterioro de las relaciones sociales.
John O’Neill, director del servicio de adicciones de la Clínica Menninger de Houston en Texas se refiere a la “sobrecarga de tecnología”, cuando ve pacientes adictos al uso del teléfono celular o del e-mail.
Esta adicción comienza a verse cuando alguien no es capaz de abandonar el uso compulsivo de estos medios tecnológicos y al igual que las adicciones al alcohol, las drogas o el juego deterioran y destruyen los lazos sociales de la persona. El servicio de adicciones a la web y/o computadoras en Redmon, Washington, que provee atención y tratamiento para la gente que sufre estos problemas, estima que entre el 6 % y el10 % de los 189 millones de usuarios de Internet en USA, es dependiente de la tecnología.
Ahora bien, ¿cuales son los signos del comienzo de una adicción? Según O’Neill hay que estar alerta cuando el envío de e-mails, mensajes de texto o chat reemplazan los encuentros personales o cuando la persona limita el tiempo que pasa con su familia y amigos para dedicarse a la web u otros medios virtuales. La imposibilidad de salir de casa sin el teléfono celular, de relajarse sin chequear los e-mails a cada momento o sin entrar en internet también son signos de la sobrecarga tecnológica.
Cuando la persona ya pasa más tiempo con la computadora que con la gente de carne y hueso o cuando presta mas atención a los nuevos gadgets que a lo que pasa en la vida real podríamos estar frente a una adicción tecnológica preocupante. Si bien la Clínica Menninger ofrece prevención y tratamiento para este trastorno, O’Neill opina que es necesario advertir a la gente del peligro de la sobrecarga tecnológica y promover conductas mas sanas en relación al uso de estos aparatos como puede ser la auto-fijación de pautas y limites en relación a cuando y cuanto usarlos. Lo esencial radica en que no queden descuidadas las relaciones personales frente a frente.
Por eso, según O’Neill no es que debamos dejar de usar completamente nuestros ordenadores o teléfonos móviles, que pueden ser de gran utilidad, pero si debemos estar alertas a la posibilidad de perdernos a causa de ellos de aquello que pasa a nuestro alrededor. En palabras de O’Neill, así como pasa con el vino pasa con la tecnología, no es lo mismo tomar un vaso de tecnología que tomar una botella entera.
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